Dios mío, por primera vez después de 5 años.

Vengo a Ti hoy después de lo que parece una eternidad: han pasado cinco largos años desde la última vez que te abrí mi corazón. Mucho ha cambiado, pero algunas cosas siguen siendo iguales. La vida ha sido un viaje de altibajos, lleno de momentos de alegría, tristeza e innumerables lecciones.

En primer lugar, quiero agradecerte por las bendiciones que a menudo doy por sentado: mi salud, el amor de mi familia y amigos, y los pequeños momentos de felicidad que iluminan mis días. Me doy cuenta de que, incluso en mis luchas, ha habido destellos de esperanza y amor que me han mantenido en marcha.

En estos últimos años, he enfrentado desafíos que pusieron a prueba mi fuerza y ​​mi fe. Hubo momentos en los que me sentí perdida y sola, cuestionando mi propósito y el camino que me habían trazado. Sin embargo, ahora veo que esos momentos fueron cruciales para mi crecimiento. Me enseñaron resiliencia, paciencia y la importancia de confiar en Tu plan divino.

Busco Tu guía mientras continúo mi viaje. Ayúdame a encontrar claridad en tiempos de confusión y paz en momentos de agitación. Concédeme la sabiduría para tomar decisiones que se alineen con Tu voluntad y el coraje para enfrentar lo que se me presente con gracia y fortaleza.

También te pido perdón por las veces que me desvié del camino, por los momentos de duda y por las veces que no reconocí Tu presencia en mi vida. Ayúdame a ser más consciente de Tu guía y a estar más en sintonía con las lecciones que pones ante mí.

Por último, te pido por mis seres queridos. Protégelos y bendícelos, llenando sus vidas de alegría, salud y amor. Que encuentren consuelo en Tu presencia y fortaleza en su fe.

Gracias por estar siempre ahí, incluso cuando me alejo. Tu amor y tu gracia han sido inquebrantables y por eso te estoy eternamente agradecido. A medida que sigo adelante, deposito mi confianza en Ti, sabiendo que con Tu guía puedo enfrentar cualquier cosa que se me presente.

Con todo mi corazón,