Lo siento…
Lo siento por no estar siempre para ti cuando más me necesitabas.
Lo siento por haber puesto a otras personas antes que a ti,
por no escucharte, por no prestarte atención cuando solo querías ser visto, comprendido, amado.
Perdón por las palabras duras, por los insultos disfrazados de frustración,
por no ser la persona que merecías, por haber fallado tantas veces en cosas tan importantes.
Lo siento por no buscarte cuando debí hacerlo,
por dejar que fueras tú quien me persiguiera, cuando debía ser yo quien corriera tras ti.
Te traicioné, te mentí, te maldije, te lastimé…
Y eso pesa en mi alma.
Perdón por jugar con tus sentimientos,
por no mostrarte amor cuando era justo lo que más necesitabas.
Perdón por convertir la cercanía en conflicto,
por buscar pelea en lugar de paz.
Y lo siento, profundamente, por haberte dejado tantas veces… cuando tú solo querías quedarte.
Pero si hay algo que más me duele,
es haber dejado ir al amor de mi vida.
Esa es mi herida más profunda, mi mayor arrepentimiento:
perderte.
Lo siento… por no haber estado cuando más lo merecías.