En este día quiero tomarme un momento para agradecerte por el maravilloso regalo de la vida. Gracias por cada amanecer, por cada sonrisa, por cada oportunidad de crecer y aprender. Gracias por cada abrazo, por cada lágrima, por cada experiencia que me ha llevado a ser quien soy hoy.
Gracias por cada persona que has puesto en mi camino, por cada momento de alegría y de tristeza que me han permitido crecer en compasión y empatía. Gracias por cada desafío que me has dado, por cada obstáculo que me ha enseñado a ser fuerte y perseverante.
Gracias por cada respiración, por cada latido de mi corazón, por cada día que me regalas la oportunidad de seguir adelante y de seguir cumpliendo mi propósito en este mundo. Gracias por cada bendición que has derramado sobre mí, por cada milagro que has obrado en mi vida.
En este día, te pido que me ayudes a no perder de vista la belleza de la vida, a valorar cada momento y a vivir con gratitud en mi corazón. Que pueda ser luz y amor para aquellos que me rodean, que pueda reflejar tu grandeza y tu bondad a través de mis acciones y mis palabras.
Gracias, Dios, por el inmenso regalo de la vida. Que siempre pueda recordar que cada día es una oportunidad para amar, para perdonar, para crecer y para ser feliz.
Con todo mi amor y gratitud,