Por favor, perdóname a mí y a mis pecados.
Me disculpo por no haber ido a la iglesia durante esos pocos años, pero he vuelto a recuperar mi fe. Espero que me mantengas a mí, a mis amigos y a mi familia a salvo de cualquier daño…
Y te hablaré todos los días…
Estaré allí el domingo y todos los domingos después.
Estoy tan contenta de haber recobrado el sentido y de haberme dado cuenta de que te necesito en mi vida…
¡Te quiero!